La inteligencia artificial se utiliza cada vez más. Por ejemplo, para mejorar las previsiones de demanda y gestionar los inventarios de manera más inteligente. Un ejemplo de esto es el uso de la IA para optimizar las rutas marítimas y reducir los costos de combustible. Esto, además, contribuye a los objetivos de sostenibilidad.

Muchas empresas ya utilizan robots avanzados que recogen productos de forma rápida y precisa. Esto reduce significativamente los tiempos de procesamiento y se alinea perfectamente con la creciente demanda de entregas el mismo día o bajo pedido.

El uso de dispositivos IoT es cada vez más común para rastrear mercancías durante el transporte. Esto no solo mejora la transparencia, sino que también permite intervenir rápidamente en caso de interrupciones.

Se está invirtiendo en redundancia mediante la incorporación de múltiples proveedores en diferentes regiones. Las plataformas de colaboración ayudan a mejorar el intercambio de información entre las distintas partes y a reducir los riesgos.

Mediante el uso de big data, las empresas pueden prever dónde podrían surgir interrupciones en la cadena de suministro y actuar de manera proactiva. Además, cuando ocurren situaciones inesperadas, como una pandemia, los análisis permiten adaptarse de forma flexible a las influencias externas.

Debido a las tensiones geopolíticas y las pandemias, el riesgo de interrupciones en las cadenas de suministro globales ha aumentado. Las empresas están trasladando partes de su producción más cerca de los mercados finales para poder responder con mayor rapidez. El número de centros logísticos regionales está creciendo para adaptarse de manera más rápida y eficiente a la demanda de los mercados locales.